Salgo de mi letargo internetero obligado y asqueado por las circunstancias que estamos viviendo en las últimas horas.
Después del subidón que supuso anoche el emotivo recibimiento de Madrid a la marcha minera -ninguneado por la prensa con un apagón informativo digno de los tiempos de Franco, pero retransmitido con profusión por un montón de ciudadanos que ejercieron de periodistas por un día- hoy pintaban bastos. Muchos bastos.
Una represión brutal, desmedida, con cargas durante la mañana, tarde y noche contra cualquiera que ose levantar la voz ante los atropellos a los que nos estamos viendo sometidos.
Ya sabemos porque el PP hizo pedidos y acopio de material antidisturbios (pelotas, etc) nada más llegar al Gobierno. Para moler al pueblo a palos. Era previsible.
Con todo, la imagen que se me ha quedado grabada a fuego hoy, se ha producido esta mañana en el Congreso. Después de anunciar Rajoy los mayores y más repugnantes recortes (dirigidos a los de siempre, a los más débiles) en la historia de la democracia española, las risitas y los aplausos de la bancada PPera hacían hervir la sangre.
Igualito que la ministra italiana...
Arrieros somos...
Pd.- fuente imagen en TW @MoisesCabello
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