Un post que nunca me gustaría escribir

Ni puñeteras ganas que tengo de empezar la semana dedicando un post al tema del terrorismo en nuestro país. Ya lo hacen todos los medios, y mogollón de blogs mucho mejor que yo. Pero no hay manera. Me reconcome el tema, o la pío o reviento. Y es que es un post que nunca me gustaría escribir.
Comencemos por lo primordial...ETA no sabe hacer otra cosa que no sea matar, políticamente son tan inútiles como la primera rebanada del pan de molde. Nada que negociar con estos cenutrios mientras no den síntomas de reconocer su atrabiliario sinsentido en los tiempos que corren (es decir, su derrota). Su propaganda no se la cree nadie, ni para consumo interno les vale.
Y ahora, a lo que vamos tuerto...
¡Hijos de la gran puta! sí, sí... como suena, sin paliativos.
Eso es lo que me sale del alma, ante las actuaciones bochornosas -de según que engendros este fin de semana, y hoy lunes- en las convocatorias de repulsa por el asesinato de un guardia civil (esperemos que salve un segundo) en territorio francés, a manos de ETA.
Y me estoy refiriendo directamente a dos colectivos, uno.. el sector -minoritario sí, pero no menos peligroso- que el mismo sábado noche no respetó el minuto de silencio en el partido Espanyol - Barça, en Montjuïc. Hay que ser perro y malo.
Pero es que la misma situación la hemos visto hoy lunes en Madrid, en la Plaza de Cibeles, dónde los fachas tampoco han respetado los cinco minutos de silencio. (Por cierto, con una significativa presencia de la cúpula del PP, y callados como putas que estaban, dejando hacer a los más lanzados).
Son igualicos, lo mismo me da nacionalistas españolistas del Barrio Salamanca, que nacionalistas irredentos en Barcelona, o abertxalotes fanáticos de Hernani, igual de capullos, igual de necios. Ambos frotándose las manos por un atentado terrorista del que esperan sacar réditos políticos, de diferente signo sí, pero eso es lo de menos. Trapicheando con las auténticas víctimas o con las futuras....que es lo peor.
Meteros vuestros nacionalismos por donde amargan los pepinos ¡cabrones!, dejarnos en paz.

Mi patria son mis zapatos. No te joe.