lunes, 26 de octubre de 2009

De la belleza y el arte

No hay nada más alegre ni regocijante que la belleza y el arte -a saber, cuando estamos tan entregados a la belleza y al arte que nos olvidamos de nosotros mismos y del ardiente pesar del mundo. No es preciso que sea una fuga de Bach, un cuadro de Giorgione; basta una islita de azul en el cielo nublado, el abanico móvil de la cola de una gaviota; bastan los colores del arco iris de una mancha de aceite en el asfalto. Basta con mucho menos.
Y cuando regresamos de la felicidad a la conciencia del yo y al conocimiento de la miseria de la vida la alegría se convierte en tristeza; el mundo, en lugar de mostrarnos su cielo azul, nos enseña su negro abismo, y el arte se vuelve entristecedor. Pero permanece bello, permanece divino, ya sea fuga, cuadro, plumas de cola de gaviota, mancha de aceite en el asfalto o aún menos.
Y si la beatitud de esta felicidad ajena al yo y al mundo sólo puede durar instantes, el encantamiento saturado de tristeza, gracias al milagro de la belleza, puede durar horas, días, toda una vida.
Hermann Hesse
"Lecturas para minutos"

2 comentarios:

Martine dijo...

Guardar estos instantes fugaces, recopilar la mayoría y recurrir a ellos cuando lo necesitamos, están allí, en permanencia y nos permiten esta huida, como y cuando queramos...
Tengo un pequeño cofre.. de cuando en cuando lo abro... ¿Y tú, Alucinao? ¿Lo tienes, lo haces?

Besos... hermoso texto de Hesse...

alucinao dijo...

También tengo un cofrecito Selma, lo malo es que hay veces que no recuerdo donde dejé la llave.
;-)
Un beso.

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