Algo más que una eliminación prematura

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Una selección que llevaba el nombre de se vuelve a casa eliminada en cuartos.

Un entrenador al que en su tierra -ya mucho antes de perder- lo llamaban burro, apostó a salir tetracampeones fiándolo casi todo al músculo,  así le ha ido.
Y es que Brasil había hecho dejación de sus raíces en el futebol, no parecía el Brasil al que hemos aprendido a querer -al menos un servidor- desde niños.

Que quieren que les diga, Gilberto Silva, Felipe Melo, el otro Melo, Bastos, Juan, etc., no suenan lo mismo que alguna alineación canarinha que aún soy capaz de recitar casi de corrido. Incluso sus presuntas estrellas actuales ni de lejos llegan a la suela del zapato de los Didí, Garrincha, Socrates, Zico, Romario, entre otros. Ni de coña, por mucho que recen.

¿Recuerdan a los del 70?
Carlos Alberto, Jairzinho, Gerson, Tostao, Pelé y Rivelino, por ejemplo. Ofú

Pero a lo que vamos tuerto, lo que quisiera comentar es que esto supone más que una eliminación imprevista, esto supone el declinar de una manera de entender el fútbol, el declinar de entrenadores vacilones que en su día como jugadores fueron simples percherones y que hacen traslación de sus miserias futboleras a los equipos que dirigen.
(En España también hay un montón, por cierto)
Ahora le toca a Dunga, antes que él fueron Capello, Lippi, y alguno más.

Abanderados del antifútbol que llenan las canchas de atletas agresivos y corretones, creadores de tácticas infumables y que minimizan el talento cuando no lo desprecian abiertamente.
Ojalá esto suponga un toque de atención importante, sería bueno para todo el planeta fútbol que Brasil vuelva por donde solía.

Ordem e Progresso.

Pd.- Botones vía Botaoteca

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