jueves, 4 de septiembre de 2008

Dieta

Me podría mantener con una dieta a base de fruta.
Una cura purificadora con frutas de la pasión,
a saber...

Arándanos perfumados en labios tibios.
Grosellas jugosas que estallan en la boca.
Pómulos de pomelos.
Papayas maduras como senos acogedores,
ideales para saciar el apetito.
Mangos carnosos con retrogusto a muslos rotundos.
Guaraná antioxidante de líbidos olvidadas,
y guayabas tonificantes compondrían la primera parte del menú,
seguido luego por...



vulva de maracuyá refrescada con
cuadraditos de melón ribeteados de ternura anaranjada,
del que he desechado la mayor parte de su pulpa,
dejando nada más la parte mollar de su corazón, que emplearía
de manera semejante a como lo haría con un cubito de hielo.
Deambulando por mi boca una 'uva de playa' de fuerte aroma
y que encierra una sola pepita
completa esta ensalada de sensaciones,
instándome a exprimir todo su zumo ambarino.

Es curioso, en la despensa de mi imaginación caben todas,
no existe el inconveniente de tener que esperar a que sea temporada.
Cualquier día es propicio para degustar un higo dulzón,
para comer la fruta de tu carne, la carne de tu fruta.

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